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LA FORMACIÓN EN LA CONCIENCIA DE LOS HIJOS
- 13 diciembre, 2017
- Posted by: Flori Pérez
- Category: Familia
En muchos casos podemos observar que nuestros hijos adolescentes no tienen formada una conciencia recta y desconocen que sus acciones tienen efectos positivos o negativos, en sí mismos y en los demás. Nuestros hijos adoptan el relativismo moral que aprenden, sobre todo en las Series de TV.
Cuando los padres tenemos esa sensación de haber perdido el control de los hijos, debemos respirar hondo y prepararnos. Documentarnos acerca de temas de educación y hacer oración sincera, pidiendo, al Padre por excelencia, que supla nuestras carencias y guíe nuestros pasos hacia decisiones correctas (vale la pena recordar la necesidad de la presencia de ambos padres: estar ahí y comentar todo lo que se vive, sembrando convicciones a favor de la virtud, es una tarea irrenunciable).
Un buen libro es Hacia la integración familiar, de Carmen Chrístlieb Fernández, quien fuera Presidenta de la Unión Femenina Católica Mexicana por muchos años. En él, ella trata el tema de la educación de la conciencia moral, y nos recuerda que hay varios tipos de conciencia:
- Conciencia errónea: Es la de aquéllos que juzgan buenos los actos que son malos, y viceversa. Cambian las etiquetas. Algunos justifican la mentira o el robo, considerando que es bueno de acuerdo a lo que pueden conseguir con ello.
- Conciencia dudosa: Frecuentemente dudan de si un acto es falta leve o grave, o desconocen si está reglamentado.
- Conciencia confusa: No se sabe elegir entre dos opciones aparentemente justas. Si alguien debe dinero y ya tiene cómo pagar, por ejemplo, no sabe si es mejor comprar algo de necesidad en casa y aplazar el pago para después.
- Conciencia escrupulosa: Las personas ven lo malo en todas partes, se atormentan por sus propias acciones, juzgan a otros constantemente, ven pecado por doquier.
- Conciencia laxa: Todo tiene justificación. “Todos lo hacen, qué más da; esas son cosas de jóvenes, etc.”
La conciencia recta se forma en principios verdaderos y se exige a sí misma actuar en concordancia con ellos. Busca obrar el Bien y rechazar el Mal. Conoce la diferencia, por la formación que ha recibido, pero hay casos en los que el ambiente en que se ha desarrollado no le ha permitido distinguir el Bien del Mal, y la persona comete errores sin saberlo. A esto se le llama: ignorancia invencible.
Los padres debemos formar nuestra conciencia, en primer lugar, y confiar en que nuestro ejemplo es el maestro más influyente en los corazones de nuestros hijos. No desesperes si tu hijo parece salir de control en esta edad tan delicada. Aparentemente, han olvidado todo lo que les inculcamos, y la influencia del ambiente exterior se empodera, pero nuestro cariño, cercanía y orientación (mucho diálogo) acompañarán el camino hacia una plena madurez.
En realidad, tu hijo no se ha salido de tus manos. Ésta es una sensación que te pide: ¡prepárate, tú puedes superar este reto!