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INMADUREZ E IGNORANCIA: CAUSAS DE FRACTURA FAMILIAR
- 13 junio, 2018
- Posted by: Flori Pérez
- Category: otros
Querida Lupita:
Mi esposo se fue de casa hace dos meses. Estoy confundida porque dice que me ama, pero vive con otra persona. Dice que no quiere perderme, ni a sus hijos, pero desde hace cuatro años anda con una y con otra, porque así “se siente libre”. Me asegura que no quiere hacerme daño, pero no regresa y no cambia. Ya no sé cómo actuar. Me siento muy desesperada.
Julia A.
Muy estimada Julia:
Vivimos una época de confusión. Desconocemos nuestro valor como personas e ignoramos lo que es la Institución del matrimonio y la familia. Para agravar el panorama, usamos las palabras más importantes despojándolas de su profundidad y verdad: amor, libertad, voluntad.
Empecemos por aclarar términos:
El ser humano no es sólo un animal. Somos unidad inseparable de cuerpo y alma. Nuestro cuerpo es mortal, y el alma es eterna. Los dos tienen necesidades especiales qué cubrir, y ambos nos piden todo el tiempo que busquemos cómo satisfacerlas. El cuerpo pide alimento, bebida, descanso, placer, comodidad; el alma pide esfuerzo, heroísmo, donación, virtud.
¿Cuál crees que debe mandar en nuestras decisiones? ¿El cuerpo, que es finito, o el alma infinita?
El hombre que se deja llevar de los impulsos de la carne (el cuerpo), se va animalizando hasta llegar a convertirse en una verdadera piltrafa (desecho). Pero el que elige seguir las inspiraciones del alma, pone toda su voluntad en hacer el bien a sí mismo y a quienes lo rodean.
Los medios de comunicación, el ambiente erotizado, el consumismo devorador y la falta de padres educadores, están gestando una generación de personas víctimas de sus cuerpos. No hay educación de la voluntad y se olvida que el amor es salir de uno mismo para buscar el bien objetivo del otro, y que la libertad tiene qué ver con elegir, de entre dos bienes, el mayor.
El Catecismo de la Iglesia Católica expresa claramente el sentido del Matrimonio y la Familia. En sus páginas encontramos la siguiente orientación:
2201- El matrimonio y la familia están ordenados al Bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos.
2202- Un hombre y una mujer, unidos en matrimonio, forman con sus hijos una familia. Esta disposición es anterior a todo reconocimiento por la Autoridad pública; se impone a ella.
2203- Al crear al hombre y a la mujer, Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. Sus miembros son personas iguales en dignidad, para el bien común de sus miembros y de la Sociedad
La realidad de muchas familias del Siglo XXI es que están sumidas en la ignorancia sobre estos temas, pues no reciben clase alguna de formación humana a lo largo de sus vidas. La inmadurez es la consecuencia lógica. Estamos generando personalidades débiles y sin aspiraciones.
Con todo lo anterior, podemos decir que tu esposo, y muchos hombres como él, no son libres ni aman ni ejercitan su fuerza de voluntad.
Es necesario que tú emprendas un camino de superación personal y lo invites a él. Ambos deben salir de esta esclavitud de los sentidos, impulsos y sentimientos para fortalecer su inteligencia y voluntad.
Acude a Cursos que la Iglesia ofrece en favor de las personas, los matrimonios y las familias. No estás sola. Acércate a Jesucristo; Él te ama y quiere iluminar tu camino hacia el verdadero bien, que es única fuente de felicidad.