Querida Lupita:

Nuestros papás nos hablaron de que van a divorciarse. Estamos angustiados y con miedo. Somos jóvenes ya, pero aún así, nos pega esta noticia. Somos 3, tenemos 18, 15 y 12 años. ¿Hay algo que nosotros podamos hacer para que nuestra familia no se destruya?

Ana Gloria J.

Hermana mía, Gloria:

Aunque una familia no sea perfecta, cuando se rompe, duele.

Aunque son tus padres quienes libremente tomarán su decisión, es oportuno ofrecer alternativas a la ruptura. Invítenlos a prepararse mejor como esposos y padres.

El tesoro más grande que tenemos en este mundo es nuestra familia, sin embargo no estamos cuidándola como tal. Hemos olvidado el valor que tiene, hemos dejado de pensar en su misión y estamos fracturándola sin medir consecuencias.

La familia tiene misión: es escuela de amor, en ella se practican valores como la comprensión, la solidaridad, el respeto, el orden, el perdón. Una familia sana aporta a la sociedad ciudadanos responsables, hombres y mujeres de bien. Se ha dicho que la familia es el hábitat natural de la persona. Si cuidamos el hábitat, podemos estar seguros de que lo que crece dentro lo hará en su máximo esplendor. Es necesario recordar a la familia su misión e invitarla a practicar las virtudes necesarias para cumplirla. Vivimos tiempos en que debemos prepararnos mejor, aprender a comunicarnos sin agredir u ofender, practicar las buenas costumbres: gracias, por favor, permiso, perdón…

A nivel mundial existe un interés supremo por fortalecer a la familia. Nuestra ciudad será sede del primer congreso internacional de la familia: CIFAM (https://wcfmexico.org). Vendrán expositores de primer nivel que nos darán herramientas para construir hogares funcionales, será una fiesta de unidad que alentará nuestra esperanza.

Traerán esperanza para tu familia y convicción de que la familia fortalecida es la clave que mejora a la sociedad en su conjunto.

Pero hay que hacer vida lo que ahí encontremos. Recordemos: “largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías, es breve y eficaz a través del ejemplo” (Séneca).

No queremos guerras, deseamos que se acabe la violencia y la inseguridad, anhelamos una comunidad educada, queremos mejores relaciones interpersonales en todos los ambientes. Estos deseos están inscritos en cada corazón humano y pueden construirse desde casa. Aprovechemos cada oportunidad que se nos presente para cuidar de nuestro más valioso tesoro: ¡nuestra familia!

Lupita Venegas/psicóloga

Facebook: lupitavenegasoficial

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